Noche cerrada ciega en el tiempo verde como luna apenas clara entre las luciérnagas.
Sigo la huella de mis pasos, el doloroso retorno a la sonrisa, me invento en la cumbre adivinada entre árboles retorcidos.
Sé que algún día se alzarán de nuevo las yemas recién nacidas de mi rojo corazón, entonces, quizás, oirás mi voz enceguecedora como el canto de las sirenas; te darás cuenta de la soledad; juntarás mi arcilla, el lodo que te ofrecí, entonces tal vez sabrás cómo pesa el amor endurecido.
Dios dijo Dios dijo: Ama a tu prójimo como a ti mismo. En mi país el que ama a su prójimo se juega la vida.