Si te sientes solo y tu soledad te duele, no preguntes a los otros por qué te abandonaron. Pregúntate a ti mismo a quién ofreces tu compañía, tu amistad, tu cercanía... No corras tras los otros para encontrarlos, atraparlos y tenerlos; sal al encuentro con actitud de entrega, y déjate encontrar... Porque en el país del amor recibe más el que ofrece que el que pide. Y pregúntate a ti mismo por qué te dejas solo. Porque la soledad más cruel y dolorosa, no la sufres cuando estás sin los otros, sino cuando no te encuentras contigo mismo.