Serenidad
En la quietud de este momento, estoy en paz. Todo está bien.
Tomar tiempo para el silencio de la oración y meditación es vital para mi bienestar. En el silencio siento serenidad y quietud. Siento calma. La paz interna infunde mi cuerpo y aclara mi mente. Me vinculo con lo Divino. Mi tiempo en el silencio me permite mantener la tranquilidad aun en medio de un reto. Como con cualquier tormenta, sé que “esto también pasará”. Centro mi atención en la calma después de la tormenta, en la paz de Dios detrás de cualquier reto. Enfoco mi atención en la fe y en el amor, y sé que todo está bien.
Mis acciones llenas de compasión, gratitud y servicio reflejan la serenidad que siento en mí. Al elegir la paz interna, ofrezco mayor paz al mundo externo.
Despertando Él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron y sobrevino la calma.—Lucas 8:24
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