Como si estuvieras en llamas desde dentro, tu
magnificencia vive en el revestimiento de tu piel.
En otras palabras, la belleza no está en la cara;
la belleza es una luz en el corazón y el alma.
Todo va a alinearse perfectamente al conocer y vivir
la verdad de lo que eres en el interior se vuelve más importante
que mirar bien en el exterior.
El verdadero Amor no se vé con los ojos.
Se siente con el Corazón.