Desde la alejada orilla de la necesidad
Donde permanece, cautivo, el deseo incontrolado de pasión y certeza
Emana grotesca la sabiduría eterna.
Ella, goza del don de la capacidad
Aqui florece impasible la semilla del amor.
Germina, entre los tallos enérgicos de mi amor por ti.
Mientras entre las sombras de la duda
Dibujo un destino que nos une.
Destino incierto y agotador
Entre designios de una vida mágica y eterna
Donde nuestros corazones remontan el río de la vida
Unidos en un mismo deseo tras la angustia.
Que, aquellas almas perdidas, entre los muros del tiempo y la distancia
Venzan unidas la agonía que les mortifica.
Son, la tuya y la mía…
Unidas en este valle de lágrimas
Donde florece la pasión
Regada por la gloria de tenerte cada día
Y de noche perderte.
En este valle de lagrimas…
Consumido por las sombras de nuestra indecisión
Y doblegado por la luz de tu mirada.
Mirada eterna, entre la perplejidad de la gente
Que acude insignificante y agotada ante tu belleza.
Fuego y pasión emanan de ella
Desgarrando sin sentido los ojos que te adoran.
Sumidos y perplejos deambulan en la noche buscando tu mirada.
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