… ya se abrieron como dos tulipanes divinos los altos campanarios de tu pecho, la frágil cruz de tu cintura de donde irradian, perfectas, las márgenes sin par de tus caderas;
… soy viajero de retornos por el trópico sediento de tus brasas vivas y busco los oasis de amor inagotables a través del cutis más rosado, a veces seda y a veces terciopelo;
… voy de mano a mano, de beso en beso, lucho, y en esa victoria que comparto, soy el héroe que habita y duerme entre la espada de tu ser y de tu fuego;
… al final no hay botines ni partes reclamadas, no hay miedos, no hay reproches;
… y, mientras, una algarabía de ensordecedores pájaros
irrumpe y desata las hiedras, la orilla del mar y el sol,