EN CADA AMANECER
En cada amanecer los seres humanos
abrimos los ojos para enfrentarnos
a otro día más...
La mañana se va llenando de un taconeo
que marca la carrera veloz de gente que
marcha hacia sus tareas diarias...
Las calles se llenan de estudiantes,
trabajadores y gente desempleada que se
afanan por llegar al lugar esperado...
Tanta es la prisa que el tiempo no es
suficiente para detenernos a mirar el
interior del ser humano que nos rodea...
Nuestros ojos se conforman con fijarse en
el exterior solamente...
Recordamos el largo de una falda, la
marca del pantalón, el color de la piel...
Comentamos el gesto huraño de algún
compañero sin buscar la causa que lo
provocó...
Transcurre el día y no hemos mirado el
interior del amigo que nos acompaña
diariamente...
Deberíamos jugar a descubrir lo hermoso
de la gente... Cada ser humano tiene un
pedazo de Dios dentro...
¡Es lo que debería llamar nuestra atención
diaria! En lugar de ver el gesto agrio de
alguien, entendamos el valor que tiene
para resistir las tensiones provocadas por
situaciones que no conocemos...
Antes de burlarnos del que no aprende con
la rapidez de los demás, demos un
aplauso a su magia para ser bueno con sus
semejantes...
Todos los días son buenos para comenzar
a descubrir sonrisas hermosas, manos
hábiles, actos valiosos, espíritus valientes,
luchadores incansables...
Cada ser humano tiene un valor especial,
un don divino que recibe al nacer y que si
se descubre, puede utilizarlo para su
beneficio y para el de los que le rodean...
Hagamos un alto en nuestra prisa diaria,
miremos el interior de nuestros hermanos
y aprendamos a valorarlos por lo que son
y no por lo que quisiéramos que fueran...
Autor desconocido