Se comprende que la mayorìa de la gente no está ni a favor ni en contra nuestra, sino esta absorta en si misma.
Se aprende, en fin, que por grande que sea nuestro empeño en agradar a los demàs, siempre habrá personas que no nos
quieran; esto es una dura lecciòn al principio, pero finalmente muy tranquilizadora.