Me deslizaré por la seda de tu cabello cerraré tus párpados a besos, oleré la piel de tu nariz... y encallaré en el puerto de tus labios, surcaré tu garganta palpitante entre jadeos que no retienes mientras tu piel se enchina a las caricias de mi boca que la miman, cruzaré la frontera a tus colinas las escalaré como diestro alpinista y calmaré mi sed de la ambrosía de su cima caminaré en el valle de su desierto y cuando mi sed casi me mata tomaré el oasis de tu ecuador, saciaré mi sed de tanto amor para caminar a tu vergel de agua y miel, auscultaré sus flores y nacimientos de cascadas que escurren por tu piel y en el trueno de tus gemidos el cielo se pone oscuro, relampaguea fuerte y la tormenta los moja por igual, me oculto en tus pudores femeninos y los desinhibo sin compasión tus ojos casi perdidos son testigos antes de voltear al cielo y gritar que nunca me dejarás de amar...
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