Ya decía el escritor Oscar Wilde
que amarse a uno mismo era el principio de una historia de amor eterna,
¡Y es verdad! Así como la sal o el azúcar son importantes para darle sabor a nuestras comidas
, el amor propio es un ingrediente que no puede faltar en nuestro diario vivir.
Recordar lo bellas que somos, sin seguir prototipos,
y lo inteligentes, emprendedoras y luchadoras que somos,
nos ayudará a tener siempre la cabeza en alto en aquellos momentos
en donde nos aqueja el miedo y la soledad.