Un día soleado puede convertirse en demasiado caluroso. La lluvia, aunque refrescante, puede dañar un picnic. Mi actitud puede cambiar cualquier día de desastroso a maravilloso, ¡a pesar del clima!
No importa cuál sea la fuente de la frustración o desilusión, cambio mi actitud respirando profundamente. Siento que mi corazón se expande a medida que la negatividad es liberada y pensamientos más apacibles y afables llenan el espacio vacío. Elevar mi actitud a una perspectiva espiritual abre el camino para que nuevas ideas llenen mi mente.
Siento gratitud por cada momento de la vida. Yo soy quien crea mis experiencias. Reclamo mi poder para disfrutar de este día.
Cuando te llegue un buen día, disfruta de él; y cuando te llegue un mal día, piensa que Dios es el autor de uno y de otro.—Eclesiastés 7:14