

Árboles, ondulantes palmeras, altos y elegantes cipreses, Cielos, Azules con multitud de nubes blancas, densas y esponjosas. Acariciadas Por las cálidas y suaves brisas; Pájaros en vuelo, trinos de ruiseñores mirlos y gorriones; florecillas, Blancas, azules, violetas, Todas humildes y sencillas ¡ Pero tan bellas...! Caminos olvidados por el paso del tiempo, Casas muy viejas y deslucidas, algunas abandonadas, humildes, que contrastan con una señorial mansión, desde la cual, creo escuchar los ecos de una melodía, ejecutada al piano, a través de su abierto balcón... Unos floridos porches en ellos, seis sillas y una mesa blanca, un mantel de fino hilo bordado con motivos de rojas y verdes fresas, y muy cercana a sus altas verjas, una niña de largos cabellos rubios y ojos azules, con un gato negro entre sus brazos, de redondos y verdes ojos... Y allá lejos mucho más lejos el olor de las multitudes el puente entre lo bucólico y lo multitudinario, entre el dulce silencio y el enojoso ruido, entre la prisa y la plácida calma, entre el humo, la polución y el exquisito aroma.
Ideal el conjunto del cuadro, su bella textura y composición, al óleo. Muy buena la iluminación que recibe, haciendo resaltar el paisaje, los cabellos dorados de la niña, sus ojos, y el corte elegante del marco, Ante el cual me detengo, y, maquinalmente, ordeno un mechón rebelde de mi negro cabello; (Sigo tomando anotaciones) Los precios altos, yo diria que demasiado ostentosos, y las firmas evocadoras de aquellos, antaño, desconocidos aficionados, pobres y carentes de recursos. Hoy... famosos, renombrados y gloriosos pintores...
Me alejo del cuadro y, cuando voy a salir frente a la puerta de la Galería de Arte, giro la vista en un último repaso a su conjunto, y ... ¡ Que extraño! desde aquel ángulo. ya no veo en él rostro de la niña, ahora ocupa su lugar una anciana de blancos cabellos que me reta con su mirada fría y altiva. Me alejo desconcertado y ya frente al espejo... ¡ Ni yo mismo me conozco este refleja el rostro de ¡ Otro anciano! y soy Yo, ¡ Ay de mi, salí joven y regreso viejo, es cierto lo escuchado ¡ que torpe he sido, tarde he comprendido que la vida es un soplo, un soplo que yo he, neciamente, desaprovechado y malgastado...!
A N N


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