V A G A B U N D O
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Vagabundo:
¿Qué vieja historia encubren tus harapos?
¿Qué existe tras tu espalda
fugitiva de látigos antiguos?
Habitas los silencios del pasado.
Olvidado de ti,
sin el zurrón del tiempo a cuestas,
recorres los paisajes de la nada.
Un temblor malva alienta crisantemos,
atardecen violines con lluvia de vigilias
y en tu sangre se enfrían los otoños.
Cilicios de la noche te aproximan al limen.
Delirios del enebro y de la ortiga
reclaman la inocencia perdida en el asfalto.
Despiertas sin destino
en tu feudo de rosas y gorriones.
Nómada, polizón y peregrino,
libre de reglas, leyes y costumbres,
sin cartera y sin llaves,
continúas tu humana singladura.
Al conjuro del vértigo
escancias el acíbar en el éxtasis
de mortales mixturas.
Lívido, cárdeno, aterido, mudo,
te acoge en su regazo la quimera.
Lejanos pebeteros,
que embriagan con perfumes inmortales,
mitigan los latidos de tu sien,
febril por el concepto y el absurdo.
Amanecen las arpas
sobre la piedra-lecho de tu vida,
cuando es losa que cubre tus despojos.
Desnudo de soberbia
te cobijan maitines celestiales
y ciñen tu cabeza guirnaldas luminosas.
Canta tu corazón un salterio sagrado.
Ya no sigues radío, sin rosa de los vientos.
Viajero del relámpago divino
eres una metáfora
en el sol.
e
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