Gracias amigo...
Tómate tu tiempo, mira a los tuyos y sonríe, habla con aquellos que
son importantes para ti, haz fotos, acaricia un hombro, busca las miradas
cómplices y ten siempre presente que todos y cada uno de nosotros
somos únicos, seres tan especiales que sólo se fabrican por unidad.
Vive la vida al máximo y no te lamentes por aquello que no tienes,
exprime al máximo lo que te ha tocado y seguro que pronto llegará
más.
Esas personas que ven y conocen nuestro estado de ánimo, esas
personas a las que les contamos nuestros tropiezos, esas personas
que nos hacen favores,
esas personas que
nos han inspirado a alcanzar
nuestras metas. Recuerda que aunque las personas cambian y
sus vidas se reorganizan, los amigos deberían ser amigos para siempre, aunque
no tengan nada en común, solo el compartir los mismos recuerdos.
Date cuenta de lo afortunado que eres por tener esos amigos tan
especiales que has hecho durante el paso de los años. Algunas veces
estamos tan ocupados o tan involucrados en otras cosas que nos
alejamos de nuestros amigos.
Aprecio que estés ahí.
Sueña lo que desees soñar; ve donde desees ir; sé lo que deseas ser,
porque solamente tienes una vida y una oportunidad para hacer las
cosas que ambicionas.
Ten la suficiente felicidad que te haga dulce, los suficientes
tropiezos
que te hagan fuerte, la suficiente tristeza que te haga humano y la
suficiente esperanza que te haga feliz.
Recuerda que la vida comienza con una sonrisa, crece con una
ilusión y
se fortalece con el anhelo de ser cada día un poco más sensible, más
afectuoso, más amable e íntimamente bello. Recorre a menudo la
senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que crezca la maleza y
te impida ver el camino.
Gracias mi viejo amigo por seguir ahí.
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