RECORDÁNDOTE
Ahora estoy cantando en el país del sueño donde vuelan cortinas de nieblas olvidadas. Envejece mi voz en un reino pequeño bajo un frío diluvio de lágrimas aliadas.
¿Eres tú, maravilla, que en esta lluvia cae, y con tamborileos no me busca ni llama? ¿O eres un reflujo que se atrae y retrae; ajeno totalmente a mi ordinario drama?
He vuelto a los resguardos de estos corredores con los grandes agobios que me dio la distancia; vine a ver si te encuentro rodeada por flores en este antiguo patio repleto de fragancia.
Aquí es donde empezaron las altas melodías y el fuertísimo brillo de grandes espejismos, aquí fue la “salida” de magnas fantasías que tenían por meta dilatados abismos.
En este punto cumbre brotó la sinfonía que hoy parece llegar al sitio concluyente; su ritmo no es el mismo, ha perdido energía; hoy vibra en el espacio y muere lentamente.
Quedaron bajo el peso del amor, inclinados, los versos que escribí ¡y siempre aborreciste! Y ya no me interesan los ojos asombrados que llegan a mirar el estrago que hiciste.
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