Aquella noche fue distinta,
mientras los dos nos mirábamos fijamente
aquel atardecer era cálido…
como los besos que me hacían quererte.
Mi mirada se perdía en ti,
a cada segundo e instante que gozaba,
solo el pensar que te irías
el pensamiento me amargaba.
Me sentía transportado en el universo,
sobre aquel amor maravilloso y apasionado,
me daba miedo pensar que pronto,
ya no estarías a mi lado.
Y llegó la hora de tu partida,
y la zozobra invade mi corazón atormentado.
¿Qué puedo hacer si no es quererte
aunque seas ausente y te recuerde cansado?
En nuestra alcoba, que triste dejaste,
pienso y sueño cada noche contigo,
nunca podré olvidarte porque sin quererlo
te llevaste, lo que tanto he querido.