Lo que tú me haces sentir, aún no lo se... cómo decir, pero si te lo puedo explicar: desde que apareciste tú, en el letargo de mi vida, día tras día, un día tras otro, sólo has traído alegría a mi diario vivir.
También es cierto que en ocasiones, he sentido los estragos del amargo dolor, por alguna incomprensión, pero la alegría que irradia, y desborda todo tu ser, me hace olvidar que tuve un ayer carente de amanecer sin un solo querer,.
Cuando ... con tu encanto y ternura me dices: "Cierra los ojos, siente el calor y la humedad de mis labios" erizas cada partícula de mi ardiente piel.
Activas súbitamente todos mis sentidos, haces que mi sangre hierva de deseos, que ardan llamaradas en mis quimeras, y que la lava ardiente de mi volcán dormido, erupcione en júbilo y se delice cuesta abajo, sofocado mis entrañas y aplacando todas tus ansiedades.
Este magma ardiente, hace que te abrace toda, delirante de júbilo, pasión y devaneo. Así fundimos nuestras almas, tan solo con la chispa de un ardoroso beso.
Por eso digo: - "Cuando tú me das un beso, me das mucho más que eso"... Mi mirada te busca, mi corazón, se desespera, y mis ansias reprimidas no las puedo contener.
Ah!, esa luz verde encendida, que indica tu presencia en la red, hace que mi corazón estalle de alegría. Y este dedo táctil que tantas vergüenzas me hizo pasar, ahora digita correctamente: - Te extraño y te quiero, te deseo y te adoro, te amo y te quiero con toda el alma, eres mi mayor tesoro.
Mi cuerpo vibra, mi sangre arde,
todo mi ser te adora, no hay partícula en mi que no te ame, con pasión desmedida, con locura y frenesí.
Sé que es un amor imposible, lo sé, pero no te puedo dejar de querer. Lo que tú me haces sentir, al fin te lo puedo decir: No puedo escribir tu nombre, pero en cada suspiro, en cada respiro, en cada gesto, en cada sonrisa, a todo pulmón, grito tu nombre: ...
A pesar de eso, te sigo llamado cariñosamente: mi princesa Ming, la más hermosa. de principio a fin, la que mi corazón conflagra hoy. Mi dulce dama del amanecer, la dueña de mi refugio y razón de mi querer. Mi ángel nocturno, mi sol de media noche ...
Dímelo tú, ... así, Cómo, ...no te voy a querer? Cómo, ...no te voy a amar? Si tu amor está conmigo: desde que raya el alba, me acompaña todo el de día, hasta llegar la noche, y continua hasta el amanecer? ¿Dímelo tú, así, ... cómo, ... no te voy a querer?
Autor: George Rivas Urquiza País, Perú -Lima DRA/GRU /14/02/2016