Tu eres la mujer
que siempre imagine,
un sueño del ayer
que no puedo lograr.
Sincera al conversar,
serena en tu mirar,
segura al proceder;
Siguiendo tu camino
sin que te venza nada,
con marcas del destino
grabadas en tu piel.
Sí tienes una pena
no la demuestras nunca,
la sabes ocultar;
la sangre de tus venas
produce la laguna
donde la vas a ahogar.
Tu eres la mujer,
amante, enamorada
y yo quien te contempla
buscando una ciudad,
vacía, desolada
y así poder gritar,
de cara frente al viento
quedando sin aliento
que tú, eres mi amada.
(Hugo F. M. Otero)
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