Signos
Es el Amor, tendré que ocultarme o huír.
Lento.
Violento.
Rumoroso.
Temblor de hojas en la intrincada selva
de mis espinas.
Ola dulce de agua
reventándome en el fondo del pecho,´
encrepándose y volviendo a estenderse
espuma sobre mi corazón.
Es el Amor con su largo ropaje de algas,
enredándose en nombre, el juicio, los imposibles.
Es el Amor salitre, húmedo, descargándose
contra la roca de mi ayer impávida dureza.
Es la marea subiendo lentamente
las esquinas de piedra de mis manos.
Es el espacio con su frío y el vientre de mi madre
palpitando su vida en el silencio.
Es el grupo de árboles en el atardecer, el ocaso rojo
de azul, la luna colgada como fruta en el cielo.
Es el miedo terrible, el pavor de abrir la puerta
y unirse a la carabana de estrellas persiguiendo la luz
como nocturnas, erráticas mariposas.
Es la tiniebla absoluta o la más terrible y blanca
nova del universo.
Es tu voz como soplo o el ruido de días ignorando
los rumbos de tu existencia.
Es ésa palabra tendida al filo del sol,
desencajando el tiempo con sus letras recónditas,
desprendida del azar y de la lógica,
loca palabra, espada, torbellino revolviéndome tibias
memorias, apaciblemente guardadas en el desbán de
los Sueños,estatuas que de pronto se levantan
y hablan, duendes norados saliendo de todas las flores,
silbando música de tambor de guerra,
terribles con sus largos zapatos puntudos,
bulándose de mí que, inúltimente,
cabo tenaz, enfurecida, incapaz, llorando en
mi espanto ésta última trinchera.
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