Dulce y Triste
¡Qué dulce es querer mucho, pero
también qué triste!
¿Por qué esperamos tanto y obtenemos
tan poco?
¿Por qué si uno se entrega el otro
se resiste?
¿Por qué el amor es ciego, y sordo,
y mudo, y loco?
Llevamos en el alma la divina
tendencia de ofrecer sin reservas nuestros
cálidos brazos, y nos quedamos solos,
con nuestra propia ausencia,
y el corazón sangrante partido
en mil pedazos.
Francisco Alvarez.