MI ADORACIÓN
A Cristo, cuando nació
lo adoraron muchas gentes,
y Él a nadie rechazó.
Por eso alegre voy yo
con mi corazón ferviente.
Ante el Señor de señores,
feliz me quiero humillar,
para tributarle honores
y agradecer los favores
que en Belén me vino a dar.
Sin usar bellas palabras
le daré mi corazón,
rogándole, que en mi alma
ponga la preciosa calma
que otorga Su Salvación.
-- Daniel Nuño --