La vida está para disfrutarla
en felicidad y generosidad.
Que al final de nuestro camino podamos
sentirnos felices porque las semillas
que hemos sembrado, por pequeñas
que fuesen, ayudaron a otros
que recogieron nuestro fruto.
Que al mirar atrás sepamos que hemos
ayudado a mejorar sus vidas,
que vivimos en el recuerdo de personas
que jamás conocimos, que nuestras palabras
y amor siguen viviendo y extendiéndose
en ellos y a través de ellos.