Un arquero caminaba por los alrededores de un monasterio hindú, conocido por su dureza en las enseñanzas, cuando vio a los monjes en el jardín bebiendo y divirtiéndose. -Qué cínicos son aquellos que buscan el camino de Dios, -dijo el arquero en voz alta- dicen que la disciplina es importante y se emborrachan a escondidas! ¿Acercándose un Monje le pregunto? -Si tú disparas cien flechas seguidas, ¿qué le pasaría a tu arco? - preguntó el más viejo de los monjes. -Mi arco se quebraría - respondió el arquero. -Si alguien se esfuerza más allá de los propios límites,
también quiebra su voluntad -dijo el monje. -Aquel que no equilibra el trabajo con el descanso pierde el entusiasmo,