Algunas áreas del mundo disfrutan de las cuatro estaciones, con la primavera dando paso al verano, luego el otoño y el invierno. Durante estas épocas, los árboles y el follaje reflejan estas variaciones.

Yo también avanzo. Mi vida y cuerpo reflejan las progresiones naturales de mi viaje. Físicamente, la primavera de la juventud da paso a la etapa adulta y a la sabiduría que proviene de la edad. Mentalmente, puede que a veces me sienta estancado o adormecido; mas otras veces, me siento vivaz y lleno de energía. A través de todo, mi crecimiento interno prepara el camino para mis logros externos.

Avanzo continuamente, creciendo espiritualmente y aprendiendo cada día. Progreso y florezco con cada estación de la vida.

La belleza interna de la madera es revelada cuando se le permite que su esencia natural libre de barniz se exprese. Muestro mi ser verdadero al permitir que la gracia revele mi espíritu genuino. Con una receptividad serena y espontánea, permito que mi luz interna resplandezca perfecta y naturalmente.

Mi ser verdadero es suficiente para cada día, para los demás y para mí mismo. No necesito añadir nada para experimentar mi valía. Sencillamente revelo mi ser genuino.

Lo que me hace auténtico es que me acepto como una expresión sagrada de Dios. Cuento con talentos divinos innatos. Recuerdo que mi centro espiritual es perfección en potencial. Nunca me rindo con respecto a mí mismo. Soy una expresión genuina de mi ser sagrado.

La belleza interna de la madera es revelada cuando se le permite que su esencia natural libre de barniz se exprese. Muestro mi ser verdadero al permitir que la gracia revele mi espíritu genuino. Con una receptividad serena y espontánea, permito que mi luz interna resplandezca perfecta y naturalmente.

Mi ser verdadero es suficiente para cada día, para los demás y para mí mismo. No necesito añadir nada para experimentar mi valía. Sencillamente revelo mi ser genuino.

Lo que me hace auténtico es que me acepto como una expresión sagrada de Dios. Cuento con talentos divinos innatos. Recuerdo que mi centro espiritual es perfección en potencial. Nunca me rindo con respecto a mí mismo. Soy una expresión genuina de mi ser sagrado.

A veces, puede que sienta que mis roles y responsabilidades restringen mi libertad. Puede que observe el reloj, impaciente por hacer aquello que me apasiona. En realidad, la libertad es un estado de conciencia al cual tengo acceso en cualquier momento.

Hago una pausa ahora para respirar profundamente y sentir que mi corazón y mente se alinean. Lo que me apasiona refleja quién soy. Los roles que parecían ser máscaras detrás de las que me ocultaba desaparecen ahora.

En la presencia del Ser puro, tomo conciencia de la luz en mí. Las cadenas de responsabilidad que pensé que me ataban se convierten en oportunidades para resplandecer. Me deleito en la conciencia de que soy libre para ser todo aquello que fui creado para ser.

Hoy elijo el gozo. A pesar de las influencias externas, mantengo una perspectiva alegre y un carácter jovial. Conozco el gozo verdadero por estar en contacto con el Cristo de mi ser en oración y en reflexión callada.

El gozo es un aspecto de mi naturaleza divina. No depende de mis éxitos, de mis adquisiciones o de los demás. Permito que mi júbilo innato armonice y bendiga.

Si las decepciones interrumpen mi gozo, reconozco mis sentimientos y doy los pasos necesarios para reestablecerlo. Luego reenfoco mi atención y continúo disfrutando del día. Elegir ser jovial fomenta mi paz y eleva mi espíritu, tal como la luz del sol que irrumpe a través de las nubes después de la lluvia.

Desde mi perspectiva humana, puede que me sienta impotente ante las noticias del mundo. Mas la realidad es ésta: YO SOY un canal por medio del cual las energías divinas de paz y amor fluyen. Utilizo las palabras YO SOY con cuidado, porque son mi identidad espiritual, el nombre de la naturaleza divina en mí. Gozosamente reclamo y expreso esas energías al afirmar: YO SOY paz .

Al hacer esto, contribuyo al enfoque creativo que traerá a expresión un mundo de paz y amor. Hoy tomo una decisión consciente de sentir paz —aun ante la más mínima apariencia de conflicto. Sé que las decisiones que tome se manifestarán en el mundo de maneras maravillosas y transformativas.

Jesús enseñó y demostró que las palabras que él habló son Espíritu y Vida. Sigo su ejemplo y dirijo mi atención al espíritu crístico en mí. Desde lo profundo de mi ser, la voz de amor incondicional llena mi mente y mi corazón. Absorbo estas palabras sanadoras de Verdad en mi conciencia. El espíritu crístico es mi fuente de fortaleza y salud.

Las palabras de Jesús eran palabras sanadoras. Así que cuando oigo la voz del Amor que me habla tiernamente, mas con poder y autoridad, recuerdo que soy sano, digno y uno con el Espíritu. Al reafirmar estas Verdades para mí mismo, ellas reverberan por todo mi ser. Me regocijo a medida que el Espíritu renueva y revitaliza cada parte de mí.