No es la altura, ni el peso, ni la belleza,
ni un título o mucho menos el dinero lo
que convierte a una persona en grande.
Es su honestidad, su decencia,
su amabilidad y respeto por los sentimientos
e intereses de los demás.
Cuando habla de frente y vive de acuerdo
a lo que dice, cuando presta atención,
cuando mira a los ojos y sonríe.
Una persona es grande cuando comprende,
cuando se coloca en el lugar del otro,
cuando obra no de acuerdo con lo que espera
n de ella, sino de acuerdo con lo que espera desí.
ALGUNAS PERSONAS TIENEN VALOR,
OTRAS TIENEN PRECIO