Las mujeres son como las manzanas de los árboles.
Las mejores son las que están en la parte superior del árbol.
Los hombres no quieren recoger las de arriba por miedo a hacerse daño.
En cambio, simplemente se comen las que están pudriéndose en el suelo.
Así pues, las manzanas de arriba piensan que hay un problema en ellas mismas, cuando en realidad, son magníficas.
Sólo tienen que tener paciencia y esperar que llegue el hombre correcto, el que tiene el valor suficiente
como para escalar hasta lo más alto del árbol
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