No voy a buscar más formas a la vida
de las que ya me dieron,
sin olvida las raíces de la esencia
y volver a sentir el ancho del cielo.
Mirar al frente, la sonrisa en el espejo,
escribiendo en el aire un nuevo verso.
Un verso que limite el pasado más sincero,
ese que no me quería olvidar y me olvidó.
Un verso se va diluyendo como el azúcar
en una taza de café amargo y negro.
Se borran las letras después del último beso
con la sangre que se derrama en los atardeceres muertos.
Se borran cuando pasa la vida,
se borra y con la soledad llega el silencio.
No tengo motivos para quererlo
y sin embargo él sabe que lo quiero...