Día a día, participo en prácticas positivas y sagradas que apoyan mi naturaleza espiritual y verdadera. Paso tiempo en meditación silenciosa, oro y leo palabras de inspiración. Si algunos días pareciera que llevo a cabo estas prácticas espirituales sin profundizar o darme cuenta de su significado, todavía persisto.

El Espíritu obra por medio de mí. Las nubes de confusión formadas por los apegos humanos o ideas limitadas acerca de mí mismo se disipan. La luz espiritual desvanece las sombras de la limitación, la separación y el temor. La verdad de mi ser resplandece. ¡Soy una creación perfecta de Dios, me veo radiante y glorioso! ¡Yo soy una luz espiritual resplandeciente!

Los autores de Unity Richard y Mary-Alice Jafolla escribieron en su libro La Búsqueda: “Si alguna vez has dicho palabras de consuelo a un niño asustado o recuerdas haberlas oído, conoces el poder que tienen los pensamientos amorosos expresados en palabras”.

Mis palabras están llenas de energía —oigo y siento su vibración. Así que elijo decir palabras de ánimo, amor y luz, utilizando la energía creativa para fortalecer la autoestima, elevar los corazones, iluminar los días y ofrecer consuelo. Confío en que el Espíritu amoroso en mí inspira mis palabras para que éstas sean palabras de luz. Cada encuentro me brinda la oportunidad de ser un faro de luz. Invito a la esencia divina del gozo y del amor a que bendigan por medio de mí, y yo también soy bendecido.

Si voy a emprender un viaje, mis familiares y amigos por seguro desean que vaya seguro. Las bendiciones de los demás conmueven mi corazón y me recuerdan mi vínculo con Dios. Antes de que tanto mis familiares como yo comencemos un viaje, afirmo la Oración de Protección:

La luz de Dios nos rodea;

el amor de Dios nos envuelve;

el poder de Dios nos protege;

la presencia de Dios vela por nosotros.

¡Dondequiera que estamos, está Dios!

Con estas poderosas palabras llenas de fe, cualquier pensamiento ansioso se convierte en anticipación gozosa. Bien sea que emprenda un viaje corto o largo, descanso y siento la paz porque sé que Dios me protege.

Hoy expreso gratitud por quienes cuidan de otros. Al orar, aprecio a cada proveedor de cuidados, agradecido porque su servicio amoroso le hace la vida más dulce y mejor a otra persona. Su toque sanador alivia, su consuelo emocional sana, su apoyo fervoroso resplandece una gran luz para quienes lo necesitan.

Todos podemos ofrecer cuidados a la comunidad mundial expresando interés y piedad con cada palabra y acción. Quizás no tenga idea de las dificultades de alguien, mas un acto de bondad de mi parte puede dar apoyo para que una persona siga adelante. Al cuidar de otros, soy uno en propósito con quienes comparten sus corazones con los demás con buena voluntad.