El hombre y la oveja
El hombre dijo a la oveja:
-¡Te voy a proteger!
Y a la oveja le gustó.
-Apenas -dijo el hombre- tienes en las espaldas, para resistir al frío, algunas hebras de
gruesa lana. Vives en rocas ásperas, donde tienes que brincar a cada paso, con riesgo de tu
vida, para buscar el escaso alimento, el pobre pasto que allí crece. Los leones no te dejan en
paz. Crías hijos flacos con tu poca leche, y da pena ver en semejante miseria a ti y a toda tu
familia. Ven conmigo. Te daré rico vellón de lana fina y tupida, perseguiré a tus enemigos,
curaré tus enfermedades, tendrás parques seguros y prados abundantes. Verás, tus
corderos, ¡qué gordos serán! Ven, pues; te voy a proteger.
Y fue la oveja, balando de gozo.
El hombre, primero, la encerró en un corral. Quiso ella salir; un perro le mordió el hocico.
Le hirieron en la oreja con un cuchillo y la metieron en un baño, frío, de olor muy feo.
Por fin, de compañero, le dieron un carnero que a ella no le gustaba nada.
En vano protestó.
-Es para tu bien -dijo el hombre-: ¿no ves que te estoy protegiendo?
Poco a poco se fue acostumbrando.
Sus formas agrestes cambiaron por completo; sus mechones cerdosos se volvieron lana,
y se hinchó de orgullo al ver su hermoso vellón.
Entonces, el hombre la esquiló.
La oveja tuvo magníficos hijos, rebosantes de salud y redondos de gordura.
El hombre se los llevó, sin decirle para donde.
La oveja quiso saltar el corral para seguirlos, y rompió un listón de madera. El hombre,
furioso, asestándole un golpe en la cabeza:
-¡Vaya! -dijo-, ¡métase uno a proteger ingratos!
Godofredo Daireaux
del libro" Fabulas Argentinas"
El ser humano, en todas partes del mundo, tiene la enorme
capacidad de proteger para el bien, toda situacion,
sin importar cuanto mal pueda hacer con tal de satisfacer
sus propias necesidades. Visto en la historia de la humanidad
que, en nombre de Dios, han hecho cuanto se les dio la grandisima
gana tanto daño que ni siquiera han podido reconocer
donde estaba el bien y donde estaba el mal.
Asi que la pobre oveja siempre fue una malagradecida
y seguramente el granjero continuará despues hablando
mal de aquella que no necesita de su protección.
Miguel Angel Arcel