Cuando la noche se arrulle
en el silencio
¿Quién vendrá a mi vida?
Cuando la brisa juegue
entre mis sonrisas
¿Quién reirá conmigo?
Cuando el otoño sople
mi fuego de verano
¿Quién entibiará mis tiempos?
¿Quién, pregunto, me dirá
te quiero, cuando mi corazón
lo pida, tras la fuerza
de estos vientos?
© Miguel Angel Arcel
A través de los años construimos imágenes
para alimentar el alma, fijamos en nuestras
retinas los rostros de seres que tantas
veces nos ilusionaron y vivieron
su tiempo a nuestro lado.
Sentimos latir el corazón con ansias cuando
estamos con la persona amada, pero con el
tiempo descubrimos que tambien debemos
aprender a vivir con nuestra infatigable
soledad, una soledad que nos acompaña
desde siempre y por la cual escapamos a la
sensación de vacío que produce el saber
que alguien ya no nos ama como ayer, o
que alguien se fue del mundo y su presencia
no entibia nuestros días, que sus sonrisas
no alegran ya los momentos..
...y nos quedamos solos, mirando un tiempo
pasado, sin remedio. Entonces es momento
de entregarle a Dios el tesoro acumulado y
aprender a reconstruirnos con la experiencia
y la fuerza que nos da la vida nuevamente.
Las esperanzas son las estrellas del alma.
Dejarlas brillar en nuestro cielo interno es
una guía, una orientación en el camino.
No pierdas las esperanzas de un tiempo mejor,
de una pareja felíz, o de lograr aquellas cosas
que tantas veces acariciaste en el silencio de
tu habitación, porque de ilusiones tambien
se vive, de ilusiones tambien nos alimentamos...
y aprendemos a vivir caminando senderos
luminosos y aprendemos a ser luz en el destino.
Vive la vida hoy, no dejes para mañana lo que
deseaste ayer, porque una larga caminata
empieza con un solo paso. Decidete y vuelve andar.
Miguel Ángel Arcel