Me da miedo quererte. Es mi amor tan violento que yo mismo me asusto de mi modo de amar; de tal forma me espanta mi propio pensamiento que hay noches que no quiero dormir por no soñar.
No sé lo que me pasa. Pero hay veces que siento unos irresistibles deseos de matar: respiro olor de sangre y luego me arrepiento y me entran unas ganas muy grandes de llorar.
¡Oh, si en esos momentos pudiera contemplarte dormida entre mis brazos!..., si pusiera besarte como nunca hombre alguno a una mujer besó... después, rodear tu cuello con un cordón de seda y apretar bien el nudo, ¡para que nadie pueda poner los labios donde feliz los puse yo!
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