CLICK ARRIBA
Yo fui medio consentido por ser el hijo menor, y ya mi hermano el mayor me llamaba "el preferido".
Razones habrá tenido, que cuando me perseguía, detrás de ella me ponía, y ya estaba defendido.
Si mi padre me mandaba "a la cama sin cenar", la veía aparecer haciéndose la enojada, y a escondidas me pasaba la parte mía en un plato, "y a la próxima, te mato", me decía y lagrimeaba...
Aquel delantal mojado de lavar en la pileta, que retorcía tan inquieta, porque alguno había avisado que su hijo se había peleado con otro chico en la esquina, y al rato yo aparecía con un ojo amoratado...
Me acuerdo lo que sintió la vez del pantalón largo, fue un momento muy amargo, me miraba, me tocó, decía: "cómo creció, si ayer lo hacía dormir", y al quererse sonreír, el llanto la traicionó.
Igual que muchos creí que sabía demasiado, por unos labios pintados del lado de ella me fui, y aquel día en que volví, arruinado y amargado, en vez de dejarme a un lado, se puso a rezar por mí.
Cómo castiga la vida, cómo traiciona la gente, cómo se dobla la frente por un plato de comida, no hay uno que no te pida su parte por un favor, y se calcula el valor que pueda tener tu herida...
Sólo ella, ella comprende el dolor de tu mirada, porque su vista cansada desde niños nos entiende, sólo ella te defiende porque eres su misma sangre, y sólo te da una madre la amistad que no se vende.
Yo quería hacerle versos como ella los merecía, los empecé tantas veces, y no salgo del comienzo, es que a una madre, es que a una madre, yo pienso, que qué se le puede escribir, sólo se puede decir en la ternura, en la ternura de un beso.
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