"Me concentraré en mis estudios", responde el joven. "Dios nos proveerá".
"¿Y niños?" -pregunta el padre. "¿Cómo vas a mantener a los niños?"
"No te preocupes, señor, Dios lo proporcionará", responde el prometido.
La conversación continúa así, y cada vez que el padre pregunta, el joven idealista insiste en que Dios proveerá.
Más tarde, la madre pregunta: "¿Cómo te fue, cariño?"
El padre responde: "No tiene trabajo, ni planes, pero la buena noticia es que piensa que soy Dios".