QUIERO SER TU PINO DE NAVIDAD
Esta Navidad quiero ser tu pino Señor.
Un pino sencillo de los que nacen en las sierras, pero con unas ramas verdes y frescas, alimentado por la sabia de Tu vida divina.
Como un reflejo tuyo, mi forma será triangular, signo de la Santísima Trinidad y si una rama sobresale demasiado, hazme sensible para cortarla antes de que me deforme demasiado.
Empezaré a limpiar mi tronco y mis ramas, de todo musgo o heno que tenga.
Y así poco a poco quitaré todo lo que me estorba: mi egoísmo, mis envidias, mis incomprensiones, mi orgullo, mi soberbia, que como "plaga" crecen sin que yo me dé cuenta.
Como un recuerdo de todas las estrellas que brillaron esa noche bendita en que Tú naciste, me llenaré de foquitos de colores para reflejar a los demás la alegría de Tu venida al mundo.
Escogeré unas esferas doradas, las más brillantes para que representen todas mis Alabanzas, por el sol que sale cada día, por las estrellas, por los atardeceres tan hermosos, y por todas las maravillas del mundo que Tú creaste para nosotros, por ser nuestro Ser Supremo.
Continuaré con muchas esferas rojas, que representan mis Peticiones. Te pido que hagas de mí un instrumento de Tu Amor. Te pido por mi familia, mis amigos, mi comunidad, mi parroquia. Por mi Patria para que sea un país donde Tú siempre reines. Que jamás el desaliento entre en mi corazón. Te pido Tu Santo Espíritu y con Él, la verdadera Sabiduría que viene de Ti.
Dame Señor lo que Tú sabes que me conviene y yo no sé pedir. Dame mucha paciencia y humildad. Dame prudencia para nunca herir a nadie y dame caridad para tener un corazón grande que sepa amar.
Pondré también unas esferas azules, para pedirte con ellas Perdón porque yo no siempre he sido fiel, porque no he sabido dar ni perdonar, porque viendo "la luz" he preferido "la oscuridad", porque conociendo "el bien" he optado por "el mal".
Por último me llenaré de esferas plateadas, muy grandes que serán para darte Gracias, por todo lo que he recibido de Tí. Gracias porque me has otorgado salud, bienestar, alegría y satisfacciones.
Gracias también por la enfermedad, las penas y los sufrimientos, aunque me cuesta trabajo decírtelo y aceptar Tu voluntad. Tú sabes lo que hiciste.
Gracias Señor por todo aquello que me acercó íntimamente a Ti ¡Es tanto lo que tengo que agradecerte!
Y en la punta, con una luz muy intensa, pondré una estrella enorme, que me ilumine siempre, esa será mi Fe. Una Fe madura e inquebrantable, siempre en aumento, que se alimentará de Tu Sagrada Eucaristía y de Tu Palabra.
Por eso esa luz brillará para todo aquel que se acerque a mí, porque Tú brillas en mí.
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