Para hablar de la Navidad, no hay secretos, basta mirar dentro de nosotros mismos. En Navidad, estamos propicios a amar más, tener más cariños, ser más solidarios. Es lo que nos envuelve, este Espíritu Natalino. Pero veamos el mundo en un foco más nítido - eso ocurre solamente en esta época del año. El nacimiento de Jesucristo tiene el poder de causar esa transformación en nosotros. Época en que surgen miles de voluntarios, personas haciendo sus donativos, personas abrazándose, intercambiando calor humano con sus seres queridos. Yo veo que mucha gente se engrandece ante ese espíritu, pero yo sólo tengo que preguntar: - ¿Por qué? ¿Por qué estas cosas sólo ocurren en el mes de diciembre? ¿Será un mes sagrado? ¿Será tan difícil ser así el año entero? Todos los días de nuestras vidas, debemos amarnos unos a otros, respetarse unos a otros, ser solidarios. El mundo no sólo funciona en Navidad, los niños no necesitan cariño, sólo en Navidad, los necesitados, no pasan hambre, no se siente frío sólo en Navidad. Quiero mirar el mundo y poder verlo todos los días. Si Dios me concediera un deseo, desearía que naciera un Jesucristo todos los días.
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