Todos, en algún momento, nos hemos sentido culpables por cosas que hemos originado o causado. Pero, ¿y si no estamos en lo cierto? ¿Y si la culpa que sentimos resulta equívoca? En ocasiones, nos sentimos culpables hasta de respirar. Cuando llegamos a este grado de culpabilidad, debemos mirar hacia nuestro interior e identificar qué nos está pasando, por qué nos estamos sintiendo culpables.
“Luchamos contra el miedo y el sentimiento de culpabilidad, y buscamos el sentido de la vida, el amor y el poder”
Pero, salir de esta culpabilidad puede ser un camino difícil y, a veces, inalcanzable, si no sabemos muy bien cómo hacerlo y estamos dispuestos. Por eso, el primer paso, es descubrir en dónde se ha originado dicha culpabilidad, para poder ponerle fin lo antes posible.
La culpa se origina en la familia
Mucha de la culpa que podemos sentir se origina dentro del núcleo familiar. Esto es debido, sobre todo, a cómo los padres tratan a sus hijos frente a los errores que estos puedan cometer. Regañar continuamente todo lo que nuestros hijos hacen mal, no provocará que lo corrijan, sino que se culpen por incidir en el mismo una y otra vez. Pensemos que todos cometemos errores y que es casi imposible no volver a errar en algo una segunda vez.
Pero, esta culpa se interioriza a edad tan temprana y puede provocar que se lleve integrada durante toda la vida, aceptando esa culpabilidad que solamente nos limita y nos daña. Los niños deben aprender a base de errores que para nada son algo que se deba exagerar. Muchas veces, hacemos sentir a los más pequeños como culpables de algo que realmente es fruto del desconocimiento.
Cuando la culpabilidad se origina dentro del núcleo familiar puede llegar a durar toda la vida
El error lo cometen los mayores que en vez de explicarles su equivocación solo le regañan, originando un sentimiento de culpa que no tiene sentido. Debemos eliminar de nuestra mente que los niños no entenderán lo que les estamos diciendo, pues podemos causar una culpa que será difícil de superar.
Situaciones que originan la culpabilidad
Existen ciertas situaciones recurrentes que se repiten y que solo originan culpabilidad. Aunque muchas de ellos se asocian dentro de la familia, algunas se podrían trasladar, después, a otros entornos como el de la amistad y el trabajo, entre muchos otros.
- Las desgracias familiares, como un divorcio, perder a alguien de la familia o si alguien padece depresión o alguna enfermedad pueden resultar un suceso muy traumático.
- Cuando alguien tiene un problema, no hace nada y solicita, indirectamente, que los demás le ayuden.
- Si te sientes distinto a los demás o haces algo con lo que el resto de personas no está de acuerdo.
- Cuando te insisten siempre en que hay alguien peor que tú. Esto hará que te sientas culpable por cualquier queja que te permitas.
Cuando el que culpabilizas eres tú
Estas y otras muchas más situaciones son las que pueden originar culpabilidad. Pero, ¡cuidado! porque a lo mejor tú también puedes provocarla en los demás, ya sea consciente o inconscientemente.
Cuando nos encontramos tan mal que no podemos actuar, muchas veces hacemos sentir culpables aquellos que están a nuestro alrededor, pero que no hacen nada por nosotros. Piensa que tú eres el único que debe salir de esa situación en la que te ves envuelto. Nadie debería actuar por ti.
Igualmente, sucede cuando establecemos juicios sobre si te conviene esa persona, sobre qué deberías hacer en tu vida. A nosotros no nos gusta que critiquen nuestras acciones, sino que nos apoyen. Sé tu mismo y aléjate de todos esos reproches que pueden hacerte sentir culpable. Y, sobre todo, ¡no lo hagas tú! muchas veces no somos conscientes de la culpa que estamos provocando en otras personas.
es más humano todavía”
-Charles Chaplin-
Conocer el origen de la culpa y saber en qué situaciones te puedes ver envuelto en ella, te ayudará a identificarla y a superarla. En el caso de que la culpa se haya originado en tu familia, saber esto te ayudará a conocer cómo debes proceder para eliminarla completamente de tu vida.
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