Cuando me pregunto cómo puedo marcar la pauta de manera positiva, recuerdo las palabras del Rev. Martin Luther King, Jr.: “Todo el mundo puede ser grande porque todo el mundo puede servir”. Fervorosamente, pienso cómo puedo ser de ayuda en mi comunidad. Quizás sepa de una familia que necesita asistencia o de una persona en mi campo de experiencia a quien pueda servir de mentor. Pienso en las organizaciones que comparten mis valores y en las causas que me apasionan y pregunto cómo puedo ayudar.
Estoy plenamente presente al servir. Mas también cuido de mí comiendo saludablemente, descansando, haciendo ejercicio y pasando tiempo en el Silencio. Al servir, sé que marco la pauta positivamente.
Cualquiera que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí.—Mateo 18:5
AL PERDONAR, EL AMOR DIVINO FLUYE POR MEDIO DE MÍ, SANANDO TODO DOLOR Y RESENTIMIENTO.
Puede que crea que tengo derecho de no perdonar; sin embargo, si elijo hacerlo, sólo me hago daño a mí mismo. La censura me separa del fluir constante del amor divino. Perdonar no significa tolerar las acciones que me han causado dolor. Por el contrario, elijo sanar en vez de sentir dolor, libertad en vez de resentimiento. El perdón comienza cuando mi voluntad de perdonar restaura mi conciencia del fluir del amor divino.
Recuerdo que soy amor divino en expresión y tomo la decisión consciente de ser una presencia edificante para todo el mundo y en toda situación en mi vida. Al perdonar, el amor divino fluye por medio de mí, sanando todo dolor y resentimiento.
Desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Y yo perdonaré su maldad, y no volveré a acordarme de su pecado.—Jeremías 31:34