Un día la gente crece y pasa a ver las cosas de una manera diferente. Se percibe que la casa necesita una reforma. Limpia el polvo, retiramos unas ramas secas y parece estar todo resuelto. Un día la gente ve que es preciso purificar el alma de todo aquello que la consume poco a poco. Que hay que extraer lo que hay de mejor en nosotros y adornar nuestra fachada. Un día la gente despierta por dentro y valora más lo que realmente importa. El amor. Las personas. El ahora. La vida. Un día el corazón va a recoger sus juguetes y convertirse en gente grande.