Me aceptas como soy,
me animas cuando lo necesito,
compartes mis tristezas y haces que las alegrías
duren mucho más.
Acaso puedo pedir algo más a la vida?
Eres el regalo perfecto que Dios me brindó.
Todos estos años de amistad han sido maravillosos
y espero que vengan muchísimos más
.¡¡Te quiero mucho!
Graciela