Cuando el egoísmo no limite
tu capacidad de amar...
Cuando confíes en ti mismo aunque
todos duden de ti, y dejes de preocuparte por el que dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas
en duración como largas en resultados.
Cuando puedas renunciar a la rutina
sin que ello altere el metabolismo de tu vida.
Cuando sepas distinguir la sonrisa de la burla,
y prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa victoria.
Cuando el ser espontáneo te libre del método.
Cuando actúes por convicción y no por adulación.
Cuando puedas ser pobre sin perder
tu riqueza y rico sin perder tu humildad.
Cuando sepas perdonar,
tan fácilmente como ahora te disculpas.
Cuando puedas caminar junto
al pobre sin olvidar que es un hombre y junto
al rico sin pensar que es un Dios.
Cuando sepas enfrentarte a tus
errores tan díficil y positivamente
como a tus aciertos.
Cuando halles satisfacción
compartiendo tu riqueza.
Cuando sepas manejar tu libertad
para pensar, hablar, leer, escribir
y hasta escuchar sin caer en los excesos.
Cuando sepas obsequiar tu silencio
a quien no te pide palabras,
y tu ausencia a quien no te aprecia.
Cuando ya no debas sufrir para conocer
la felicidad y no seas ya capaz de cambiar tus sentimientos
o tus metas, por el placer.
Cuando no trates de hallar
las respuestas en las cosas que te rodean,
sino en tu propia persona.
Cuando aceptes los errores,
cuando no pierdas la calma.
Entonces y sólo entonces,
serás un
¡T r i u n f a d o r !