Las personas tenemos profunda necesidad de amor, pero escatimamos el qué podemos dar. Somos entes sociales, pero intolerantes. Queremos ser comprendidos, pero no comprendemos.
Deseamos que otros construyan, y destruimos. Vemos la paja en el ojo del vecino, e ignoramos el nuestro.
Sólo lograremos hacer de este mundo algo distinto cuando acabemos con el egoísmo y empecemos a servir, componer, proveer, y cuando respondamos con amor al llamado que Dios sembró en lo más profundo de nuestro ser: EL AMOR A NUESTROS SEMEJANTES.
Un mundo mejor donde haya respeto, seamos más tolerantes unos con otros, reconociendo que no somos perfectos Si aprendemos a lidiar con los defectos de nosotros mismos y de los demás de una forma paciente y con más comprensión tanto el mundo que nos rodea como uno mismo estaremos creando un mundo mejor para una mejor realidad.
D/A
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