Las salidas y llegadas Cuando observamos, desde la playa, un velero a alejarse de la costa, navegando mar adentro, impulsado por la brisa matinal, estamos ante un espectáculo de belleza rara. El barco, impulsado por la fuerza de los vientos, va ganando el mar azul y nos parece cada vez más pequeño. No tarda mucho y sólo podemos contemplar un pequeño punto blanco en la línea remota e indecisa, donde el mary el cielo se encuentran. Quien observa el velero desaparece en la línea del horizonte, ciertamente exclamará: "ya se fue". ¿Habrá desaparecido? Evaporada? No, ciertamente. Sólo lo perdimos de vista. El barco continúa del mismo tamaño y con la misma capacidad que tenía cuando estaba cerca de nosotros. Continúa tan capaz como antes de llevar al puerto de destino las cargas recibidas.El velero no se evaporó, apenas no lo podemos ver. Pero él sigue igual. Y tal vez, en el instante en que alguien dice: ya se ha ido ", habrá otras voces, más allá, a afirmar:" allí viene el velero. "Así es la muerte. Cuando el velero parte, llevando la preciosa carga de un amor que nos ha sido caro, y lo vemos sumir en la línea que separa lo visible de lo invisible decimos: "ya se ha ido", ¿habrá desaparecido? Evaporado, no, ciertamente, sólo lo perdimos de vista, el ser que amamos sigue siendo el mismo. no se pierde, sus conquistas siguen intactas, de la misma forma que cuando estaba a nuestro lado, conserva el mismo afecto que nutría por nosotros, nada se pierde, a no ser el,el cuerpo físico de que ya no necesita en el otro lado. Y así es como, en el mismo instante en que decimos: ya se ha ido ", en el más allá, otro dirá feliz:" ya está llegando. "Llegó al destino llevando consigo las adquisiciones hechas durante el viaje terrenal. La vida jamás se interrumpe y en el caso de que se trate de una de las más importantes de la historia,de salidas y llegadas. De idas y venidas. Así, lo quepara algunos parece ser la partida, para otros es la llegada. Un día partimos del mundo espiritual hacia el mundo físico; en otro partimos de aquí a lo espiritual, en un constante ir y venir, como viajores de la inmortalidad que somos todos nosotros.- Victor Marie Hugo, del libro La reencarnación a través de los siglos -
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