Una mentira repetida mil veces, puede parecer una verdad, sin embargo, en su esencia, siempre será una mentira...
Estarán de acuerdo conmigo, estimados amigos, que la mentira es uno de los peores defectos del ser humano, sobre todo, la mentira dicha con el único afán de obtener un beneficio personal en perjuicio del resto de las personas. Es tan detestable la mentira, que desde niños nos enseñaron sobre las mentiras de un personaje llamado -pinocho-, a quien le crecía la nariz cada vez que decía un embuste. Un cuento al fin, pero lleno de sabiduría de vida.
Habrá quienes, sin embargo, busquen justificar su afecto hacia la mentira, tratando de explicar que algunas son "piadosas" y se dicen con el fin de no perjudicar a los demás, sin embargo, la piedad, como una virtud humana, no puede estar fincada en una mentira. Otros dirán que depende de la magnitud de la mentira, unas serán mentirillas y las otras mentiras grandotas, sin embargo, la mentira es en su esencia inconmensurable y por lo tanto no tiene tamaño ni puede ser medible, a pesar de que sus efectos conlleven daños o consecuencias leves o muy graves.
La historia sagrada nos relata también la forma en que Moisés recibió directamente del Señor, las tablas de la Ley, y con ellas, cada uno de los diez principios de la misma para beneficio del hombre. Estos principios son mejor conocidos como "Los diez mandamientos", y uno de ellos, en particular, esta referido precisamente a este grave ego del ser humano, el cual más o menos a la letra dice: "No levantarás falsos testimonios ni mentirás"; sin embargo, bien sabemos que a pesar de ello, de ser un precepto milenario y además bíblico, los seres humanos continuamos con la terca necedad de seguir diciendo mentiras y con ello, tratando de fincar nuestro "desarrollo" personal sobre esta práctica cotidiana.
Nuestra reflexión nos lleva también a considerar que hay quienes se justifican diciendo que nunca levantan falsos ni expresan mentiras, sin embargo, no debemos olvidar que "ocultar la verdad" es también una forma de mentir, y en consecuencia de hacer daño a terceros y lograr beneficios personales. Quienes ocultan la verdad, son igualmente detestables. Podemos complementar diciendo que al hombre que le gusta o disfruta diciendo mentiras o engañando a los demás, igualmente le disgusta ser engañado con mentiras. Aquí se refleja un ego adicional en este tipo de personas, que además de mentirosos y embusteros, son convenencieros.
Hay un aforismo muy conocido que dice que: "la mentira dura mientras la verdad llega", lo que significa que la mentira no es infalible y no puede ocupar el lugar de la verdad, pues mientras esta es brillante y llena de luz, aquella es opaca y tenebrosa. A pesar de ello, el hombre es tan hábil diciendo mentiras, que en ocasiones se auto engaña y durante muchos años vive creyéndose sus propias mentiras y fantasías. Esta ha sido a veces la vida de personajes de nuestra historia.
¡No nos dejemos llevar por los cantos de las sirenas! y mantengamos una actitud alerta para distinguir las mentiras y las verdades de cada quién. Es una responsabilidad a la que no debemos de renunciar, aunque al fin y al cabo, también debemos de estar consientes que hay quienes pueden engañar a mucha gente durante algún tiempo, o bien, engañar a algunas gentes durante tiempo, pero nunca podrán engañar a nadie mucho tiempo.
¿ No lo cree usted así.?
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