Empleamos mucho tiempo y esfuerzo en tratar de cambiar
a las personas que nos rodean, ya sea nuestra pareja, hijos,
vecinos, compañeros de trabajo. ¿Qué tal si esto no fuera
necesario? De esto se trata el cambio de actitud, se trata
de cambiar nuestros pensamientos para cambiar nuestro
entorno, ¿parece sencillo, verdad?
Si lo pensamos bien nos daremos cuenta que el Poder
Supremo nos hubiera asignado una tarea titánica, en muchos
casos imposible de cumplir, constantemente luchando con
nuestro entorno para producir cambios. En realidad nos lo
puso fácil: para cambiar algo, necesitamos cambiar nuestra
forma de pensar sobre la situación. A fin de cuentas el
pensamiento es lo único sobre lo que el ser humano tiene
verdadero control, todo lo demás está fuera de su control.
De todas formas el ser humano sigue empeñado en emplear
el camino difícil, o sea cambiar a los demás en vez de cambiar
él y de ahí se derivan muchas frustraciones y rabietas.
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