Cuando Pablo escribió acerca de “la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento”, se refería a que no existe un lugar específico donde se encuentra la paz. Más bien, la paz es un estado de conciencia centrada en el corazón. Dicha conciencia está en mí. Tan presente como los latidos de mi corazón —ya sea que piense en ellos o no.

Puedo retirarme a este espacio aquietándome, descansando y enfocando mi atención en el ritmo de mi corazón. Tomo conciencia de que la paz celestial es siempre mía. Lo único que he de hacer es centrarme en la quietud. Cuando mantengo mi atención en la paz, soy más paciente y amable, y mantengo una expresión más suave y jovial en el rostro. Soy liberado para expresar la paz de mi corazón.

La serendipia es un acontecimiento feliz, un descubrimiento o hallazgo valioso e inesperado. Cuando ocurre, me brinda gozo e ilumina mi día. No deseo perderme de un acontecimiento feliz, así que lo espero adondequiera que vaya. ¡Qué gozo que pude ver cuando una estrella fugaz pasó por el cielo! ¿Cuáles son las posibilidades de que encontrara exactamente lo que buscaba tan pronto como entré a la tienda? ¡Y en rebaja!

Cada vez que noto la serendipia, la celebro. Mi vida es tan bendecida. Mi gratitud es tan abundante. Mi conciencia de Dios es tan plena. Veo cada uno de esos momentos inesperados como evidencia de mi vínculo eterno con lo Infinito. Acepto cada momento como un regalo que alimenta mi alma.

Estamos comenzando una temporada que llama a la gratitud, el gozo y la paz —pero puede que no siempre me sienta de ese modo en medio del bullicio. A veces el ajetreo, las compras y el gentío son divertidos, pero a veces no. Así que tomo este día para centrar mi atención en lo interno.

En mi centro mora Dios. Mi naturaleza divina me permite utilizar todos los atributos divinos e invocar fortaleza, sabiduría, amor, orden o cualquier don que necesite.

La Presencia divina está en mí, a mi alrededor y se expresa por medio de mí. Honraré y celebraré el Niño Divino. Con un solo aliento, alineo mi atención con mi identidad espiritual —en este universo de abundancia y bien.

Puede que me sienta tentado a pensar que primero necesito objetos y logros para sentir una gratitud genuina. Sin embargo, el ministro Unity Eric Butterworth sugirió que es posible sentir gratitud sin tener una razón en especial para ello.

“Simplemente siéntela”, nos recomendó. Añadiendo que al permitirnos sentir gratitud “el fluir de la inteligencia, el amor, la paz y el poder surge en nosotros y se manifiesta como nosotros de manera efectiva”.

La práctica de sentir la gratitud, explicó Butterworth, “nos lleva a una conciencia llena de grandeza”. Sentir agradecimiento, eleva mi corazón, aviva mi mente y cuerpo y centra mi atención en el fluir de bien que está presente en todas partes.

Joseph Campbell escribió en El poder del mito: “Sigue tu gozo y no sientas miedo, y puertas se abrirán donde no sabías que existían”. Cuando permito que el gozo sea mi brújula, confío en que mi corazón me mostrará el camino a seguir a lo largo de mi vida.

Bien sea que busque un nuevo trabajo, comience una nueva amistad o planifique un viaje, sigo mi inspiración interna. Los obstáculos no son un reto para mí, se convierten en puntos de apoyo. Mi camino es claro.

El gozo me guía a mi mayor bien y me permite disfrutar de las abundantes bendiciones de la vida. Las oportunidades para bien abundan en mi vida, y avanzo con gracia y facilidad. ¡Doy gracias y comparto mi gozo radiante con el mundo!