Eligiendo qué sentir
Sintiendo resentimiento, envidia y celos, y buscando venganza, no estás consiguiéndolo. Entonces, ¿qué tal si pruebas por otro lado? Si cuando a alguien las cosas le salen “bien” lo primero que sientes es envidia.
Si cuando ves que alguien consigue lo que se había propuesto lo que sientes es celos. Si cuando alguien, con o sin intención, te daña, perjudica o hiere tu primer instinto es buscar venganza.
Algo de todo eso, ¿te hace sentir mejor en el largo plazo?
Algo de todo eso, ¿hace que las cosas marchen mejor para ti, que consigas lo que buscabas, o que la herida sane más rápido?
No, claro que no. Más bien es todo lo contrario. Lo único que haces es prolongar el sufrimiento. Alégrate genuinamente por el éxito ajeno.
Siente verdadera felicidad ante la realización de los demás. Respira hondo y perdona cuanto antes lo que sea que sientas que te hayan hecho. Si con las emociones negativas las cosas no están saliendo como querrías, intenta transformarlas en emociones positivas.
Fácil no es, pero tampoco es tan difícil. Luego del impulso inicial, ponte al mando y elige qué sentir. Las cosas empezarán a encaminarse, a mejorar y a fluir. Mucho más rápido de lo que podrías esperar.