¡Cuánto anhela mi corazón poder levantar tus ánimos, incrementar tu fe! Poder decirte que no desesperes ante esa prueba tan grande, ante la escasez y la falta de salud.
¡Cuánto quisiera poder asegurarte que pasará pronto tu calamidad porque Jehová lo ha prometido y Él es real, fiel y verdadero!
¡Mas mi consuelo de poder consolarte es el mismo que recibimos todos, la fortaleza del Espíritu Santo!
La seguridad de las promesas en la palabra y la prueba de nuestra fe en la espera y constancia de la oración.
¡Cuán difícil se nos hace esperar! Especialmente cuando sentimos tantos ataques y angustias. Que difícil es el orar.
El sacar tiempo fuera de nuestro tiempo para estar a solas en la Presencia de Dios.
El enemigo no quiere le busques sino que te alejes cada vez más. Porque sabe que tu búsqueda dará resultados extraordinarios.
Vas encontrar consuelo,, paz y ánimo y saldrás creyendo que Él te sacará de ésta, y ver que ya lo hizo antes y que lo hará otra vez!
No temas ni te atemorices de los cambios que enfrentarás. Él va contigo si lo invitas a tu campo de batalla ¡Pues Él es tu fuerza!
Y eso, si te lo aseguro y lo puedo garantizar firmemente, he estado ahí y aunque no lo creas ando en el valle de sombra de muerte, pero en medio de este proceso me ha infundido gran aliento!
Porque Su protección está conmigo en todo tiempo y lugar. Así hará contigo por igual.
¡Como a Moisés, te levanto las manos en esta hora, para que tus fuerzas no decaigan, tu fe se fortalezca y cruces al otro lado de tu prueba y aflicción y cantes el Himno de Victoria!
¡Lluvias de Bendición a tu vida!
Amén.