DECIR HOLA OTRA VEZ
Si decir adiós es crecer
en una de esas
decir hola otra vez
es resucitar.
Y entonces
darle la bienvenida
a la parte de vos que asesinaste
cuando alguien
se llevó tus ganas de respirar
sin pedirte permiso.
Hola otra vez
a tejer un puente tímido
entre vos y un talento olvidado
entre vos y un futuro imposible
entre vos y el principio de la risa,
que alguna vez se te murió entre las manos.
Pero, ¿no?
Difícil plegaria
la de decir hola otra vez,
y tratar de robarle al pasado
un trozo decente de futuro
como quien hace justicia por corazón propio
y se devuelve como sea
la esperanza:
el único hogar
que nos pertenece a todos
Gritarle un hola
a lo que ojalá sí, pero ya no
a lo que ya no nos bebe ni nos toca
pero no muere.
Recibir
a esa que soy
la que todavía ama alguna cosa,
la que intuye que a esta noche helada
le va a crecer tarde o temprano
un intento chiquito de estrella.
No insistamos con decir chau.
Mejor el alivio
de piantarle un hola
al dolor insoportable que no nos suelta,
a la alegría inmensa cuando nos moja,
a esa forma tan ingenua
y vulnerable
de dejarnos atrapar por la vida
incluso en los días en que la vida
se vuelve salvaje
y nos miente en la cara.
Si decir adiós es crecer,
decir hola otra vez
quizás sea
poder.
A cara de perro
a hueso, vena y pulmón
a destiempo como la ola del mar
un segundo antes
de volverse instante en la memoria.
Hoy despacito
susurro:
hola vos
hola nosotros
hola otra vez
a la mujer que me habita
de la piel herida hacia adentro.
Porque tenemos
hambre violenta de mundo,
porque somos
un puñado de historias con final abierto,
como la boca cuando se abre
como cuando queremos el beso.
Y porque todos nos merecemos
de vez en cuando
el cielo inesperado de volver a empezar.
Naty Sarro
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