¿Quién no diera al
amor un suspiro para alargar su felicidad?,
¿Quién no diera?, una rosa hermosa
y olorosa para engalanar el alma,
y hacer brotar de los ojos el brillo
majestuosa a esa mujer que se ama.
Quién no lucharía con el destino para
brindar con el alma
y fusionar dos corazones para unirlos...
y hacer de la
historia lo más perfecto que puede tener el amor.