PARA MAMÁ
El instante mágico de cada día nos ayuda a cambiar...
Nos impulsa a la búsqueda de nuestros sueños...
Porque me diste la vida, me enseñaste a soñar, a luchar...
Me tomaste de la mano y enseñaste a caminar.
Porque cada día le agradecemos a Dios por tenernos...
Porque solo necesitamos mirarnos, darnos un abrazo y limitarnos a sentir...
Nada más hace falta,¡ pués lo que nos une es tan puro y simple, tan único!
¡Te amo, eres quien me dio y enseña mucho de la vida!
Eres parte de mí, como yo fui (y sigo siendo) una extensión de la tuya.
¡Gracias mami, gracias por todo!
LAS MADRES NUNCA MUEREN
¡Oh, cuán lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con que grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías!
Hoy, que de la vejez en el quebranto,
mi barba se desata en blanco armiño,
y contemplo la vida sin encanto,
al recordar tu celestial cariño,
de mis cansados ojos brota el llanto,
porque, pensando en ti, me siento niño.
Un golpe di con temblorosa mano
sobre su tumba venerada y triste;
y nadie respondió... Llamé en vano
porque ¡la madre de mi amor no existe!
Volví a llamar, y del imperio frío
se alzo una voz que dijo: ¡Sí existe!
Las madres, nunca mueren ... Hijo mío
desde la tumba te vigilo triste...
¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Dios, en espiral de nubes...
¡La madre, es inmortal!
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